"CINE RÍO GRANDE"
Hacían largas colas y entraban a empujones en el cine Río Grande, después de cambiar una entrada por tres pesetas. Viajaban en el tren de los sueños y celuloide, por la llanuras donde el séptimo de caballería arrasaba a cientos de indios, con sus plumas, su pecho al descubierto y su inmensa valentía. O en el safari keniata de “Mogambo”, con Clark Gable, cazador de los amores de Ava Gardner y Grace Kelly.
En sus butacas, cerca del río, disfrutaban las tardes del domingo, entre emoción y besos furtivos. Se cogían las manos y se prometían amor eterno, mientras dos tricornios recorrían las calles del pueblo. El proyector disparaba sus imágenes con paso tranquilo. Todo estaba en orden.La censura vigilaba sus movimientos.
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